Lo que uno espera a la hora de cambiar de anteojos es poder ver todo con mucha más claridad; pero, que ocurriría si en vez de sentirte mejor, empezaras a tener problemas como dolores de cabeza y ligeros mareos.

Pueden existir diversos motivos por los que no lograras adaptarte, con facilidad, a tus nuevos anteojos. Aquí listamos los más comunes:

• Tuviste tus lentes anteriores por más de 1 año y por ende tu medida ha sufrido una variación considerable.

• Tu médico podría haberte brindado una graduación incorrecta.

• Tienes una vista muy sensible, por ello, quizá necesites algunos días o incluso semanas para adaptarte a tu nueva medida.

¿Qué puedes hacer?

Te sugiero sacar una cita con tu médico y pedirle que verifique la graduación de tus nuevos lentes. Bajo esta situación, podrían presentarse cualquiera de estos escenarios:

• En caso se verifique que tu medida es la correcta, mi recomendación es que empieces a usar tus anteojos de forma gradual. Empieza usándolos por periodos cortos y ve incrementando el tiempo hasta lograr cumplir con la indicación de uso de tu médico (Permanente o de descanso). Si los síntomas persistieran a pesar de que tu medida está acorde a lo especificado en tu receta, te sugiero visitar otro médico para obtener una segunda opinión, ya que podrían haberte medido mal la vista la primera vez.

• Si tu medida tuviera mucha variación respecto a lo que indica tu receta, tendrías que solicitarle a la óptica donde los adquiriste, que te los cambien. Por eso es super importante, comprar en una óptica confiable, que pueda brindarte todas las garantías del caso.